Escrito por el portugués José Saramago en el año 2002, Tertuliano Máximo
Afonso es el protagonista de un laberinto mental que exhorta al lector a acompañar
al protagonista a desentrañar los enigmas de su identidad.
Un profesor de historia cuya existencia transcurre en una cotidianidad monótona,
descubre un día que un doble suyo reside en la misma ciudad en la que avanza su
aparentemente inalterable vida.
El sobresalto entonces, le impele de una forma obsesiva a emprender un
proceso de investigación para obtener la identidad de su doble, Antonio Claro; que
al parecer disfruta de una vida más emocionante, es actor de cine.
Casi la mitad de la novela se desarrolla en una búsqueda interminable de
Tertulino por conocer a Antonio. Inexplicablemente el protagonista asume la
existencia de su doble como la de un intruso, y más incomprensible aún le invade la idea
de que uno de los dos debe desaparecer ya que no hay espacio para dos personas
iguales en este mundo. En consecuencia es menester para Tertuliano Máximo
Afonso establecer cuál de los dos nació primero para identificar de esta forma quién
es el original y quién es la copia.
Tertuliano Máximo Afonso es un personaje sensible que posee un criterio bastante particular sobre la identidad personal, y su vida se viene abajo por el sólo hecho de enterarse acerca de la presencia de alguien que posee su misma apariencia física, de ahí en adelante todos sus esfuerzos se centrarán en la localización de este individuo pues su vida ha perdido la apacibilidad y la impavidez de siempre.
Así pues su proyecto investigativo apunta a todo aquello que le conduzca a la identificación de su oponente, y toda esta persecución debe llevarse a cabo sin levantar sospechas (¿A qué se debe este temor desmesurado? No sabemos). La obsesión es el elemento predominante en la obra, ésta desplaza por mucho cualquier otra emoción y cualquier otra urgencia que pueda tener el protagonista. Gran parte de la obra transcurre en figurarse qué va a suceder cuando estos dos titanes finalmente se enfrenten.
Con relativa frecuencia nuestro personaje carece del sentido común suficiente para juzgar los hechos de manera objetiva, por lo que es habitual encontrarnos con reacciones inesperadas e ilógicas que no dejan mucho que suponer o predecir para su próximo movimiento. El lector puede caer en predicciones erróneas que, en conjunto con las reflexiones extensas que vivencia el personaje, sobre puntos irrelevantes a mi juicio, nos deja en un limbo donde sólo cabe el aburrimiento y la sensación de que la obra se ha desviado de su ruta original.
Así pues su proyecto investigativo apunta a todo aquello que le conduzca a la identificación de su oponente, y toda esta persecución debe llevarse a cabo sin levantar sospechas (¿A qué se debe este temor desmesurado? No sabemos). La obsesión es el elemento predominante en la obra, ésta desplaza por mucho cualquier otra emoción y cualquier otra urgencia que pueda tener el protagonista. Gran parte de la obra transcurre en figurarse qué va a suceder cuando estos dos titanes finalmente se enfrenten.
Con relativa frecuencia nuestro personaje carece del sentido común suficiente para juzgar los hechos de manera objetiva, por lo que es habitual encontrarnos con reacciones inesperadas e ilógicas que no dejan mucho que suponer o predecir para su próximo movimiento. El lector puede caer en predicciones erróneas que, en conjunto con las reflexiones extensas que vivencia el personaje, sobre puntos irrelevantes a mi juicio, nos deja en un limbo donde sólo cabe el aburrimiento y la sensación de que la obra se ha desviado de su ruta original.
En mi opinión, la novela ofrece un argumento muy atrayente, y me hubiera
gustado ver más sucesos que implicaran la interacción de ambos o la suplantación
del uno por el otro. No fue así a mi pesar, o al menos no como yo esperaba, en lugar de ello el autor inyecta
una personalidad tan obsesiva en el personaje de Máximo Afonso que la obra frecuentemente
cae en disertaciones psicológicas interminables y cansinas sobre la crisis de identidad que
sufre el personaje; en otras palabras, la trama toma lugar en la mente del
protagonista principalmente más que en la realidad. Debo admitir que en varias
ocasiones tuve que obligarme a retomar la lectura, pues avanza de forma tan
lenta que es fácil perder el interés.
Estaría bien sugerir este libro a los aprendices?
ResponderEliminarUsted ya conoce tal población.
Claro que sí, aunque la obra es un poco lenta y no sé si ellos cuenten con la paciencia suficiente. Cuestión de probar.
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