Publicado en el año 2020 y escrito por el autor colombiano Francisco Javier López A.
Este compendio constituye un relato investigativo que narra la historia del territorio Paisa, en el departamento de Antioquia (Colombia), desde sus antecedentes prehistóricos hasta nuestros días.
En este primer tomo (tres en total) el escritor expone sus puntos de vista y cita aportes de otros autores para constituir un valioso legado sobre los hechos que condujeron la historia hacia la realidad de la que hoy disponemos.
Tras un arduo trabajo de recopilación, consulta y selección que tomó años en constituirse Francisco Javier alterna los datos reunidos y sus apreciaciones personales en un orden cronológico refiriéndolos en términos sencillos que guiarán al lector a una mejor comprensión de los hechos acaecidos a lo largo de la historia de Antioquia. Sus hallazgos conducen la narrativa a disertaciones que nos permiten tener una idea amplia sobre nuestros antecedentes históricos de la región Paisa.
Cabe mencionar que debido al tiempo transcurrido y las limitaciones en las comunicaciones de aquel entonces los datos suministrados en la obra pueden incidir en un margen de error ya que diferentes fuentes ofrecen versiones distintas sobre un mismo suceso.
El texto está dispuesto en cuatro capítulos así:
Nuestros orígenes:
Esta sección tiene como objeto establecer el tiempo y espacio donde emergieron los primeros pobladores de la región. Para luego continuar con una reflexión sobre la forma de vida, costumbres e idiosincrasia de los antiguos moradores de las regiones de Antioquia y el municipio de Palestina en el departamento de Caldas, del año 3000 a.p. Provee una amplia descripción sobre las tareas más comunes tales como el desarrollo de la cerámica y la alfarería utilizados como medios de subsistencia de la época. También ofrece una introducción sobre las leyes que regían en la comunidad y cómo éstas diferían de las actuales. Dada la distancia que nos separa resulta atractivo imaginar la manera rudimentaria de llevar a cabo procesos cotidianos que ahora frecuentemente resolvemos con un par de clics en la pantalla. Asimismo encontraremos notas curiosas como el promedio de vida del individuo de aquel entonces, entre otros.
Lo mencionado arriba constituye la parte más atrayente según mi punto de vista, ya que el capítulo comprende otras referencias históricas que datan desde mucho antes como la aparición del hombre en la tierra y su evolución y adaptación a su entorno.
El aborigen:
En este época, hacia el 1500, el autor analiza una pesquisa sobre los intercambios comerciales entre las tribus predominantes en el territorio; en especial los Muiscas, Quimbaya y Zenúes entre otros, siendo la más frecuentemente mencionada los Embera Katío. Aquí se hace mención al descubrimiento del oro en Colombia, las técnicas utilizadas para labrarlo y sus orígenes. Tengamos en cuenta que este metal desempeña un rol decisivo en nuestra historia económica pese a que no disfruta de un reconocimiento comparable al del Café.
En este apartado hallaremos otros documentos conclusivos; se aborda el siempre controversial tema de las evidentes desventajas de las que adolecían los nativos en contraste con el sofisticado equipo de combate empleado por los conquistadores, que a la postre, este último probaba ser más eficiente durante un encuentro bélico. A esto añadamos el desconocimiento sobre estrategias de guerra, así como la candidez con que marchaban nuestros aborígenes hacia la contienda sin llegar a intuir siquiera la envergadura del enfrentamiento que les acechaba.
Una vez más, desde una perspectiva más contemporánea, es inevitable comparar el estilo de vida de nuestros aborígenes con el actual, me llama la atención el polémico asunto del canibalismo y las arraigadas supersticiones en las que las comunidades se debatían. Lo cual nos muestra la evolución a la que el ser humano debe someterse para poder deshacerse de su influencia, tendríamos que evolucionar un tanto más para acercarnos a la libertad.
Los españoles:
Ante el irresistible hallazgo de oro en nuestro territorio el codicioso infractor se dispuso a imponer su religión y sus costumbres con el fin de reducir a los aborígenes; comenzó por los Aztecas en México, seguidamente los Incas en el Perú y desde luego los Embera Katío en Colombia; y de esta manera logró hacerse con sus riquezas.
El autor hace una sugestiva reflexión sobre el vasallaje de aquel tiempo y que considera aún persistente en la actualidad, ciertamente, en un entorno más moderno. Siendo el más recurrente el vasallaje en el contexto laboral y la impuesta gratitud que debemos pagar al empleador pese a que éste ya ha sido retribuido con nuestro trabajo. Y es que no podría estar más de acuerdo con esta postura, ya no es el vasallaje infligido por el conquistador sino el vasallaje local que nos apremia a rendir culto puesto que el cumplimiento de un contrato laboral en sí no es suficiente. Nos hayamos impelidos a navegar en un mar de agradecimiento perenne que nos 'permita' conservar nuestra posición en la empresa.
Una vez leído este capítulo sólo queda la indignación ante el sanguinario despojo al que fue sometido nuestro aborigen durante la invasión española. Deuda que, tristemente, permanece sin saldar.
De igual modo, afirma el autor que los paisas tienen poca memoria con respecto a la conquista y se ha olvidado del feroz sometimiento por razones desconocidas. Desde mi perspectiva el olvido es la alternativa que queda cuando ha transcurrido tanto tiempo y ya no hay a quién tocarle el hombro; en parte, se trata del mecanismo de defensa al que la especie humana recurre como medio de conservación. De otro modo caeríamos en la misma relación nociva que perdura hoy en día entre diversas razas de países como EEUU por ejemplo.
El Africano
Gracias a sus atributos físicos el africano relevaría al aborigen en sus faenas, y el afrodescendiente en Caldas sería empleado para la extracción del oro en las minas. Se atribuye a Fray Bartolomé de las Casas la llegada de los africanos a América, con tan mal tino que por defender a unos (los aborígenes) condenó a otros (los negros) a la esclavitud, y como es bien sabido, no hay palabras para describir tal masacre. Al respecto se abona que al parecer hubo mejor disposición hacia el africano en tierras antioqueñas donde les procuraron un trato más digno.
Por otro lado el autor apunta que si bien la esclavitud ha finalizado una nueva forma de represión ha surgido y se llama Consumismo. Desde mi punto de vista si bien es cierto que el consumismo retiene buena parte de nuestros esfuerzos, considero que no es comparable a la esclavitud. Esta última fue una imposición que aniquilaba cualquier derecho a rehusarse, el primero es un requerimiento más elástico que nos permite seleccionar entre un rango de opciones una miseria mucho más agradable.
En conclusión, un texto ilustrativo y educativo que debiera ser lectura sugerida tanto al local como al extranjero. Un volumen idóneo para todo aquel que desee indagar en la historia de nuestro país. Con esta obra el autor nos simplifica la dispendiosa tarea de investigar puesto que la información está filtrada y distribuida en la dosis apropiada para una lectura completa y fluida.
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